"Cuando estaba calentando en el bullpen, justo antes del partido, escuchaba los tambores (de La Samba) y se me salían las lágrimas", comentó el diestro que el pasado sábado maniató a los Tigres de Aragua por poco más de cinco capítulos. "En este país los fanáticos son únicos, le imprimen un sabor y un ritmo completamente diferente al partido. Algo que no se ve en Estados Unidos en ninguna liga".
Además, Bennett señaló que la experiencia de hace dos noches fue totalmente distinta a la que vivió cuando lanzó en la 2007-2008. "Fue muy diferente. En aquella ocasión no sabía que esperar, pero ahora sí. A medida que caminaba hacia el montículo me venías recuerdos de los aplausos y los abucheos de la gente y de los pitcheos que hacía en aquel tiempo. Eso me ayudo, porque pude calmarme un poco y no me dejé llevar por las emociones".
Preparó a sus rivales
Por otro lado, el diestro expresó que su éxito contra los felinos de Maracay se puede resumir en tres puntos: "Pude preparar a los rivales con la recta bajita, para después lanzarles mis envíos quebrados", dijo Bennett. "La recta cortada y la slider me funcionaron a la perfección y eso me facilitó las cosas; y también conté con la ayuda de mi infield. Los chicos que estaban en segunda y en el short hicieron unas jugadas muy buenas. Cuando eso pasa uno se relaja bastante, porque sabe que cuenta con un infield que va a hacer las jugadas detrás de tí".
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