Eso fue lo que ocurrió con los Tiburones de La Guaira en la primera semana del beisbol profesional venezolano, en la que jugaron un beisbol de altura y se adueñaron del primer lugar del campeonato junto a los Navegantes del Magallanes (4-1). Y es que los escualos estuvieron el domingo a un out de cerrar la semana invictos.
El manager Marco Davalillo es el bastión del buen arranque. Al estratega no le ha temblado el pulso al momento de quitarle la pelota a cualquiera de sus lanzadores y darle oportunidad a las figuras jóvenes del equipo. No importa como te llames, si no rindes vas para afuera.
Para su beneplácito, con excepción de Barry Enright, quien sólo pudo lanzar tres innings en su primera apertura, permitiendo seis hits y cuatro carreras limpias, Alberto Bastardo, Heath Totten, Jeff Bennett y Les Walrond han lanzado de maravilla. Con la filosofía de no colocar un límite de pitcheos por lanzador, Davalillo ha sabido medir la resistencia de sus iniciadores.
Bastardo laboró cuatro episodios en su estreno con La Guaira ante Caribes (3 carreras limpias, 4 ponches, sin boletos), Totten se llevó la victoria al permitir solo tres hits y una rayita en cinco innings, Bennett se creció durante cinco actos (4 hits y una carreras limpia) para ganar y Walrond lanzó seis entradas de calidad (4 incogibles y una anotación limpia).
Si a esto le sumamos las actuaciones de los relevistas Jon Link (2 salvados), Joseph Ortiz y Kendy Batista (0.00 de efectividad), que el equipo no haya no cometido errores en sus últimos tres desafíos (único en hacerlo) y que su ofensiva, liderada por Miguel Rojas (.467), Oscar Salazar (.421, 3 jonrones y 8 remolcadas), Gregor Blanco (.368), el grandeliga Héctor Sánchez (.444), y el paciente Scott Van Slyke (.313 y 7 boletos), sea la segunda mejor del torneo, el éxito está asegurado.
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