MORDIDA DE TIBURÓN
Por Víctor David Melo Zurita
Lamentablemente el tiempo nos dio la razón. Ahora parecen obvias las especulaciones que escribimos la semana pasada, cuando indicamos que Carlos Subero estaba en jaque.
Quienes han seguido esta tribuna desde hace un tiempo, están claros de que jamás apoyaremos un movimiento como el que acaba de hacer la directiva. Mucho menos cuando la decisión se hizo oficial pasada las nueve de la noche y vía Twitter.
A nuestra manera de ver las cosas, la cuarta semana de campeonato ha sido la más negativa para los Tiburones de La Guaira, y aun no ha empezado. Y eso es mucho decir cuando se recuerda lo mal que le fue al club en las tres primeras.
Sí. Es probable que a partir de ahora los batazos oportunos lleguen y que el staff de pitcheo haga un mejor trabajo. También es muy probable que el equipo se recupere, vuelva a obtener su pase al round robin y tal vez obtenga la tan ansiada corona; pero la decisión de deshacerse de Subero en este momento nos parece apresurada y hasta desesperada.
A nadie le gusta perder, eso está claro, pero… ¿Cuántas de estas 11 derrotas se le pueden achacar al estratega?. ¿Será acaso que no ha debido poner a relevar a Jorge Julio Tapia ni a Elio Serrano?, ¿fue un error poner a Rainer Olmedo en la tercera y bajar a Jason Dubois al octavo puesto del lineup?. ¿Y entonces a quién más iba a colocar?, ¿ese no es el material con el que cuenta?.
En las oficinas de la directiva debe haber gente que no esté de acuerdo con el despido de quien fue el manager desde diciembre de 2007, pero lamentablemente con las derrotas consecutivas se acabaron los argumentos para defenderles de quienes sí pedían su cabeza. Obviamente lo que buscan todos es lo mejor para el equipo; el mismo equipo que antes de la era Subero era una fija entre los tres eliminados temporada tras temporada.
¿No se acuerdan?. Refresquemos un poco la memoria.
Cuando Carlos fue contratado en diciembre de 2007 para sustituir a Julio Viñas, La Guaira se encontraba en el foso de la tabla y contra todos los pronósticos pudo cambiarle el rostro a un club que parecía encaminado a otra campaña decepcionante. Recordemos que los Tiburones venían de tres zafras al hilo marginados de la fiesta que se arma cada enero en el beisbol local, y que tras la salida de Luis Salazar había visto desfilar a Jesús Alfaro, Luis Aparicio, Russell Vásquez, Joey Cora, Omer Muñoz, Anthony Shines, Flores Bolívar, Julio Viñas (y la Colonia Tovar) por el cargo de piloto en tan sólo tres campañas.
El proyecto Subero no fue ideado tan sólo en procura de frutos inmediatos, sino en una verdadera reestructuración que se debía iniciar desde la Liga Paralela, para brindarle profundidad en el futuro al equipo grande, ese que hace sonar la Macuto Samba Show en la tribuna derecha del estadio Universitario.
Pues bien, Subero brindó estabilidad a un cargo que parecía estar signado por un maleficio, y de su mano La Guaira logró una dramática clasificación en el último día de la ronda eliminatoria de la 2007-2008. De allí en estuvo a punto de disputar una Serie Final en tres ocasiones.
Los Tiburones de la versión Subero es el único equipo de la liga que participó en los últimos tres round robin, y que ahora luce armado con la presencia de peloteros como Gregor Blanco, César Suárez, Oscar Salazar, Max Ramírez, Alex Cabrera, Edwin Bellorín, David Paisano, Renny Osuna, Henderson Álvarez, Anthony Ortega, Gregory Infante, Eduardo Escobar, Miguel Rojas, Jeanmar Gómez, Enrique González, Rossmel Pérez, Francisco Rodríguez, Junior Guerra, Kendy Batista, Gerardo Ávila, Ehire Adrianza, Yoervis Medina y Joseph Ortiz, entre otros. Ellos son garantía de que vienen buenos años para una divisa que aprendió a ganar y quiso dejar de ser la cenicienta del beisbol local.
El año pasado Subero y sus muchachos lograron recuperarse de un comienzo tambaleante de 14 derrotas en 21 desafíos. Esta vez no sabremos si lo hubiesen podido hacer.
Termina un ciclo y comienza otro… ojala que esta etapa concluya con grandes éxitos, porque de lo contrario tarde nos daremos cuenta que se perdió todo para no obtener nada.
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