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Luis Salazar era conocido por su versatilidad, llegó a cubrir todas las posiciones en el terreno de juego, a excepción de la receptoría, y su identificación con los Tiburones de La Guaira es casi legendaria. Ayer al miembro de la denominada “Guerrilla de los 80” se le rendía especial homenaje en el juego de los salados contra los Leones del Caracas en la UCV.Su número 3 iba a ser retirado y su leyenda exaltada a lo más alto del Olimpo litoralense.
“Me siento complacido y especialmente agradecido con la fanaticada y la directiva de La Guaira, son muchas cosas las que tengo que celebrar, nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo de mi familia, mi esposa Graciela y mis hijos”, comentó ayer el utility de los de Vargas desde la 1976 hasta 1994.
El oriundo de Barcelona en el estado Anzoátegui es ejemplo de generaciones anteriores y actuales. Su voluntad para superar las adversidades es su principal carta de presentación. “Él tuvo una fractura de rodilla con la que todo el mundo pensó que su carrera había acabado, pero siguió adelante; yo le digo el pelotero de hierro”, comentó David Concepción, su amigo y consejero.“Concepción ha sido mi ídolo y mi gran camarada”, afirmó Salazar.
“Lamentablemente no puedo estar presente en el retiro de su número, pero le acompañé en el pasado Juego de las Estrellas”, agregó el Rey David.
Firmado por los Reales de Kansas City en 1973, debutó en la LVBP con Portuguesa (un híbrido entre Tiburones y Leones que actuó en la 75-76) y desde la siguiente zafra vistió el uniforme de La Guaira. “El 3 lo usaba Remigio Hermoso y, cuando se retiró a mediados de los setenta, yo lo tomé, desde entonces no lo he soltado y hoy (ayer) será historia”.
Cuando se le toca la fibra del pasado, Salazar suspira y el deja vu en su mente es evidente.
“El momento más especial de mi carrera fue cuando regresé de una fuerte lesión en la rodilla durante la 87-88, mucha gente no daba medio por mí”, aseveró Salazar. “Fue especial porque tuve dos años de angustias, para acreditarme el premio al Jugador Más Valioso y no conquisté la triple corona porque a última hora me arrebataron el liderato de jonrones”, expuso. “Asimismo regresé a las Grandes Ligas con los Tigres de Detroit”. Además de vestir el uniforme de los bengalíes, Salazar estuvo seis zafras con los Padres de San Diego, cuatro con los Cachorros de Chicago y dos con los Medias Blancas. “Es un hombre que tuvo que hacer grandes sacrificios para llegar adonde está, es un ejemplo de constancia, me dio unos cuantos hits, pero yo también lo ponché”, señaló en tono de broma el otrora lanzador del Caracas Ubaldo Heredia.
Golpes del destino
El 9 de marzo de este año la vida de Luis Salazar cambió, una línea de foul conectada por Brian McCann, de los Bravos de Atlanta, en el spring training le impactó en la cara y el resultado fue la pérdida del ojo izquierdo. Pese al percance el oriental no se amilanó y luego de recuperarse volvió a dirigir a los Gatos de Montaña de Lynchburg en Clase A.
“Puedo ahora mirar las cosas más claras con un ojo que cuando tenía los dos, esa experiencia me sirvió para madurar como ser humano y apreciar más el valor de la familia y los amigos, tengo que agradecer a mucha gente que estuvo pendiente de mí, atendí llamadas de Terry Collins, Tony LaRussa, Jim Leyland, Bruce Bochy, entre otros. Me ha servido para transmitirle a la gente que no hay que deprimirse, sino más bien echar hacia delante”.
“Es un hombre admirable, pocos salen adelante como él, hasta tira práctica de pitcheo”, aportó Concepción.
Francisco Zambrano.
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