sábado, 27 de noviembre de 2010

Otros Tiburones

Mismos peloteros, igual uniforme, otro manager, diferentes resultados... 

Los Tiburones de La Guaira han ganado cinco de los seis primeros juegos que han disputado bajo el mando de Marco Davalillo, intentando revivir las esperanzas de sus parciales de verle en la postemporada. 

"No soy ningún Mesías y eso quiero dejarlo claro. Acá el mérito por estos triunfos los tienen los jugadores", suelta de entrada el estratega venezolano, que asumió las riendas del equipo tras los despidos de Carlos Subero y Phil Regan. "He estado con este equipo durante tres años y no podía abandonarlos en el momento en que más me necesitaban". 

Desde que fue nombrado piloto de los Tiburones hace una semana y media, Marco (hijo de Pompeyo) apostó por inyectarle ánimo al clubhouse, algo que salta a la vista cuando disfruta como un pelotero más de un ponche propinado por sus pitchers o de una carrera anotada por sus bateadores. 

"Cuando tu le das confianza al pelotero y este se siente feliz y seguro del aporte que puede brindar al equipo, las cosas comienzan a salir mejor. Eso es lo que estamos comprometidos a hacer en esta nueva etapa que vive la familia Tiburones", sentencia quien cuando estuvo al mando de los Caribes también dejó foja positiva: 3-0 en la temporada 1999-00 (ausencia de Alfredo Pedrique), 9-6 en la 2006-07 y 39-24 en la zafra 2007-08, cuando se alzó como Manager del Año. 

Los peloteros del elenco guairista brindan un discurso similar al de Davalillo. 

"Estamos en un mal momento y debemos asumir, como hombres, nuestros errores para encontrar pronto las soluciones y dar un paso adelante", dispara el jardinero Gregor Blanco, que durante en la serie ante los Bravos en Margarita comenzó a dar muestras de vida con su bate. "Desde que Marco fue nombrado manager el equipo se ve con mucha más ganas y más confianza, así como la que teníamos con Carlos Subero", completó. 

Lo que está a la vista no necesita anteojos, pero Davalillo y sus pupilos se encargaron de echar por tierra cualquier comentario que asegurara que con Regan los jugadores no daban el 100 por ciento. 

"Los peloteros traen a su familia al estadio y estoy seguro que a nadie le gusta que sus hijos lo vean poncharse tres veces en un juego. Este es un grupo que está feliz y es consciente de la responsabilidad que tienen con ellos mismos como profesionales, con su familia, la directiva y primordialmente con los fanáticos", señala Davalillo. 

El piloto evita dolores de cabeza al sacar la cuenta de los triunfos que necesitan para llegar al round robin. "El equipo va bien. Aquí nadie ha hablado de que hay que ganar 20, 21 o 22 juegos en lo que nos queda de ronda eliminatoria. Vamos día a día. Vivimos el presente y no haremos comentario de lo que ocurrió en el pasado". 

Y es que el compromiso de Davalillo y sus muchachos para la segunda mitad de la temporada está claro. "Queremos devolver la felicidad a la familia Tiburones", concluye.

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