Es de conocimiento general que la directiva de los Tiburones de La Guaira siempre ha tenido una cercana relación con sus aficionados, lazos que se han estrechado más, con la utilización de las cuentas que los ejecutivos han creado en Twitter. Es una situación positiva pues el fanático es quien paga el espectáculo, más sin embargo, ese escenario esta generando que la opinión pública tenga un enorme peso sobre las decisiones del elenco.
Basta ver que los resultados de los dieciséis primeros encuentros fueron suficientes para dar término al proyecto que encabezaba Carlos Subero, quien luego de semanas de discusión con el tren gerencial, durante los campos de entrenamientos de grandes ligas, a principios de año, aceptó regresar para terminar con buen pie aquel sueño que inició en noviembre de 2007.
Las cosas no se dieron como se esperaba en el seno de los Tiburones, quienes con altísimas expectativas, celebraron la llegada de un torneo donde auguraban muchas cosas positivas, y por qué no, la llegada del anhelado título. El arranque no fue como pensaban y la cuerda se rompió por su área más floja.
El recorrido que han tenido los escualos en la joven campaña local no es suficiente para valorar el trabajo que desempeñó Subero, quien dicho sea de paso, dirigió a los salados –específicamente en los últimos dos años– a la postemporada teniendo un comienzo similar al de este certamen. Inclusive, La Guaira ha estado cerca de concretar sus aspiraciones finalistas en los últimos tres campeonatos.
El periodista Víctor David Melo explicaba en su columna de ayer que los varguenses han tenido una copia al carbón en los meses de octubre de los últimos 10 años. En ese lapso, los litoralenses han conseguido jugar favorablemente en el primer mes de campaña en sólo una oportunidad, y ocurrió en la zafra 2002-03, que dicho sea de paso fue suspendida por los problemas políticos que tuvieron lugar en el país.
En ese entonces, bajo el mando de Luis Salazar, terminaron con foja de 9-4, en el décimo mes del año. Julio Viñas, en la 2007-08, dejó marca de 7-7 en el primer mes del concurso y poco después ocurrió la llegada de Subero, quien logró inscribir el nombre de su equipo para la postemporada, más no para la última instancia.
Con lo anterior no queremos justificar los resultados que obtuvieron los Tiburones en octubre de este año, más si queremos demostrar lo apresurada de la medida que evitó la continuidad del piloto caraqueño, pues en esos torneos donde los salados terminaron con .500 o menos porcentaje de victorias –en el mes de Halloween– clasificaron en seis de nueve ocasiones.
Los Tiburones de La Guaira no han podido engranar del todo sus piezas, lo cual va en mayor defensa de Subero. Grégor Blanco, Max Ramírez, Óscar Salazar y Luis Rodríguez, jugaron –conjuntamente– sólo tres encuentros al mando del antiguo estratega, y aún faltan por sumar figuras que servirán para fortalecer la alineación.
En noviembre llegan Máicer Iztúris y tal vez, Alex Cabrera, pues si bien nuestra intención no es crear especulaciones, no es menos cierto que la salida del slugger de Caripito de Pastora de los Llanos, por allá en 2007, no fue la mejor. Y como nos recuerda Efraín Zavarce, algunos de esos inconvenientes fueron producto de diferencias con Phil Regan, entonces dirigente púrpura.
Comprendemos las dudas pues la ofensiva no ha carburado lo esperado, el pitcheo es uno de los peores de la liga, luego de ser manejado por quien ahora asume las riendas del conjunto y la defensiva, hay que estudiarla con un poco más de cuidado (será tema de una próxima columna), pero que quede asentado que Subero no tiene la culpa del mal funcionamiento de esas tres facetas del juego.
Insisto que este equipo tiene jugadores para inscribir su nombre entre los clasificados que acuden al round robin. Es necesario avisar que hay que tener algo de paciencia para que esas piezas se ajusten y el rostro de los Tiburones sea aquel que sus aficionados aspiran que consigan el octavo título.
Y con paciencia nos referimos a un poco de calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario