Sumar sólo cinco victorias casi en la segunda quincena de noviembre es un escenario poco alentador para la divisa Tiburones de La Guaira. Estar en el sótano y tener el tiempo en contra es una situación sumamente compleja para fanáticos y jugadores. Oscar Salazar en su rol de capitán del equipo, tiene la misión de ser el último en bajarse en un barco que pareciera que se hunde. Pero a juicio del propio jugador, él conoce que significado tiene “tocar fondo”. “El cachi” tuvo su primera experiencia en las mayores en el 2002, cuando participó en 8 encuentros con los Tigres de Detroit. Posteriormente su carrera fue en descenso, y durante la caída libre pasó por la Liga Mexicana, hasta finalizar en el beisbol italiano: “Dios me ha dado dos, tres cuatrocientas oportunidades, y otra cosa es saberla aprovechar. Estando en Italia, yo pensaba que era el fin de mi carrera. Recuerdo que tuve un percance familiar y Pastora de los Llanos me llama y me dice estoy botado. Y ahora, aquí estoy.” Salazar dice que puede manejar la presión de estar el último lugar de la tabla de clasificación en una temporada en la que supuestamente Tiburones iba a dar la sorpresa: “No hay peor sordo que el que no quiera escuchar. Yo no puedo estar más desesperado que cuando estaba en Italia. Yo creo que todo pasa y por una razón. Gracias a Dios que esta racha adversa está ocurriendo en este momento, y no en diciembre o en enero.
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