Gregor Blanco tan sólo ha podido pegar un inatrapable en sus últimos 19 viajes al plato, y en 30 turnos consumidos en la campaña ha disparado 6 hits para un average de .200. Además se ha ponchado ocho veces y tan sólo ha recibido cinco bases por bolas. Eso no es lo que los Tiburones de La Guaira esperaban de su productivo primer bate cuando se integró hace dos semanas. "La verdad es que todavía no me siento al 100 por ciento físicamente. El bate me pesa y las piernas en algún momento me han molestado, pero yo quiero ayudar al equipo a superar este mal momento que estamos viviendo", subraya el habilidoso jardinero, que ha sido pieza fundamental para que los salados hayan rozado la Serie Final durante los ultimas tres campañas.
Gregor estaba supuesto a incorporarse en noviembre al elenco de La Guaira, pero el flojo arranque de la divisa salada obligó a que adelantara su debut, junto con Luis Rodríguez y Oscar Salazar. A los 3 días de estrenarse en la campaña, la directiva decidió despedir a quien fue su manager desde 2007, Carlos Subero.
"Lamentablemente se tomó esa decisión, que era inesperada y nos dejó sorprendidos", confesó el dueño del uniforme número 9 de los Tiburones. "Él era un manager que nos daba mucho apoyo y confianza a todos los peloteros en los malos momentos. Ahorita hay preocupación, tensión y el animo está bajo, pero este equipo tiene las piezas para clasificar", suelta Gregor, quien suma 298 inatrapables en nueve temporadas de andar en la pelota venezolana.
"La verdad es que no estaba al tanto de esa estadística, así que me parece buenísimo. Sólo espero que al final de mi carrera llegue a 3.000 aquí en Venezuela (sonrió) y haber pegado cada uno de esos hits con los Tiburones", señala quien está llamado a ser titular en los jardines de los Reales de Kansas City durante toda la próxima campaña regular de las Grandes Ligas.
Por lo pronto está enfocado en el despertar de su bate y de los Tiburones.
"Aquí en este equipo hay material suficiente para ganar 10 juegos seguidos y estar metidos en la pelea. Cuando lleguen las victorias llegarán en abundancia", apuesta.
El manager Phil Regan sólo espera su reacción junto a la de Salazar y Max Ramírez para aspirar a su primer laurel.
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