"Me sentía un poco impotente por no estar en acción para tratar de ayudar al equipo, pero sinceramente no sé decirte el por qué de mi poca acción en esos días", afirma el catcher de los salados, en referencia a la cuarta y quinta semana de campeonato, período en el cual Phil Regan fue el manager y el club dejó la trágica foja de 1-10.
Una de las primeras decisiones que tomó en aquellos días el Buitre, quien ahora ejerce el rol de coach de pitcheo de los Navegantes del Magallanes, fue nombrar a Maximiliano Ramírez como su catcher titular, mientras que a la hora de brindarle descanso apostaba por cubrirle las espaldas con Guillermo Rodríguez.
"Pasar de ser el receptor de todos los días a no jugar nunca es un cambio drástico, porque después de estar acostumbrado a llegar al estadio con mente positiva y planificando el juego con los pitchers me encontré con que casi nunca estuve en el lineup titular", recuerda Bellorín con un poco de lamento. "No se trata de molestarse porque no te ponen a jugar, porque yo nunca me había sentido mal así no estuviese en el lineup. El problema es que nadie me dio ninguna explicación del por qué no estaba en el campo. Y yo tampoco entré nunca a la oficina del manager a pedirla porque soy una persona pasiva", confesó.
Bellorín, quien tiene tres temporadas consecutivas como careta principal de Tiburones, supo esperar pacientemente su regreso a la acción. "Al principio sentí un poco de malestar, pero poco a poco me fui adaptando al nuevo rol que se quería de mí. Así es la vida del pelotero. Así es el beisbol. El mundo de la pelota da muchas vueltas y uno no sabe lo que puede pasar mañana".
Cuando Marco Davalillo asumió el mando, no dudó en regresar a Bellorín a la titularidad. "Sin menospreciar el trabajo que pueden realizar Max y Guillermo que son tremendos peloteros, Bellorín ha sido una gran pieza para los Tiburones en los últimos años, tiene mucha experiencia en la liga y confío en la manera en que llama el juego de los lanzadores", refirió el manager.
El estratega argumentó su respuesta. "Se comunica muy bien con todos nuestros lanzadores y gracias a la experiencia que ha ganado como catcher, no permite que los problemas de su ofensiva lo desconcentren a la hora de cubrir el plato".
El trabajo de Bellorín comienza mucho antes de la voz de playball en cada juego. "Temprano me reúno con el pitcher abridor del día para trazar la estrategia. Vemos el lineup del otro equipo para saber cuales son los jugadores que más corren, los que normalmente batean hacia el lado contrario y quienes esperan muchos lanzamientos antes de hacer swing", revela el receptor, quien luego de recuperar la titularidad ha dirigido al pitcheo colectivo de Tiburones ha mejorar su efectividad y obtener 10 laureles en 14 partidos a pesar de la floja ofensiva con la que han contado. VDMZ
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