La magia y la conducción de Marco Davalillo llenan de confianza a los Tiburones, que ayer llegaron a su sexta victoria en los últimos ocho encuentros, al vencer, coincidencialmente, 6-2 a los Tigres de Aragua.
Apegado al plan básico de Davalillo, de buen pitcheo, oportuna ofensiva y sólida defensa, La Guaira conquistó su tercer triunfo -por dos derrotas- en la séptima semana y mostró el despertar con el madero de Gregor Blanco, así como la consistencia de su staff de pitcheo.
"Era solo cuestión de tiempo para que comenzáramos a jugar bien y las cosas comenzaran a salir", dijo Blanco, la bujía de los Tiburones, al dar cuadrangular en el primer inning, para quebrar la sequía del equipo de 314 turnos sin conectar jonrón y remolcar dos carreras en el segundo, con sencillo.
"Sí, creo que sí. Ya se encendió la chispa de Gregor en la ofensiva. De ahora en adelante va a ser más difícil que me hagan out, para eso estaba trabajando y tengo que seguir haciéndolo", expresó el jardinero central de La Guaira, tras extender su cadena de juegos dando de hit a cuatro.
Los Tiburones, que desde que están bajo el mando de Davalillo han mejorado su pitcheo y su bateo, al registrar efectividad de 1.43 y un promedio de .262, aún no salen del último lugar, pero no se rinden en su casi imposible misión de pasar a la postemporada.
"Nosotros sabemos dónde estamos, que somos últimos, pero también sabemos el equipo que tenemos", expresó Blanco.
El manager del conjunto, por su parte, no saca cuentas todavía, pero se aferra a su plan y a que los resultados sigan dándose de forma positiva.
"Hay que cubrir todas las áreas, lo que no es fácil, pero se necesita cubrir todos esos puntos para poder ganar y ver que pasa al final. Las cosas van a ir paulatinamente mejorando y poco a poco ha sido así. Esperamos que el pitcheo siga haciendo su trabajo, que la ofensiva vaya dando los batazos y que la defensiva juegue sólida", expresó Davalillo, quien quedó complacido con la labor de su equipo ayer, aunque muchos lo critiquen de conservador por tocar la bola con Maicer Izturis en el séptimo inning, ganando por 4-1.
"La gente quizás dirá eso, pero necesitábamos esa carrera para ponernos por cuatro y se dio. Con esa ventaja la única forma para empatarnos el partido era con un jonrón con tres en las almohadillas y para que eso no pasara nosotros teníamos chance de utilizar el bullpen", explicó el manager.
Sin necesidad de que le empatarán el juego, Davalillo empleó de forma precisa a sus relevistas para sofocar los ataques de los Tigres, en el especial en la séptima entrada, cuando Fernando Rodríguez entró a lanzar por Enrique González, ante el grandeliga Ronny Cedeño, con dos hombres en las bases.
"Sabíamos que él estaba buscando la curva, (Edwin) Bellorín me lo dijo. Yo la quería tirar, pero como lo estábamos pasando con la recta lo hicimos así y salieron bien las cosas", contó Rodríguez, quien le puso la guinda al encuentro, ponchando a Cedeño y domando a los Tigres.
Los Tiburones se aferran a la magia de Davalillo.
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