Es su primer pensamiento. También. su prioridad: Jugar.
Es normal el deseo para cualquier toletero, pero resulta un reto mayor para Guillermo Rodríguez, receptor de los Tiburones de La Guaira, quien este año en el beisbol de Estados Unidos solo vio acción como instructor de catchers.
"Fue una experiencia bonita. Ayudé a los muchachos con las cosas que yo he aprendido a lo largo de mi carrera, pero en este momento mi prioridad no es solo jugar acá con La Guaira, sino obtener un buen contrato para actuar como pelotero en Estados Unidos, en 2011", revela el careta de 32 años.
Rodríguez aceptó la propuesta para ser instructor de receptores de ligas menores con los Gigantes de San Francisco, debido a que venía de una lesión.
"Venía de una operación y tomé las cosas con calma. Cuando terminé mi trabajo en los campos de entrenamientos tuve ofertas para jugar en oros equipos, pero ya había dado mi palabra a los Gigantes", dijo.
Confesó que durante este año, antes de regresar a Venezuela, se mantuvo haciendo ejercicio para estar en forma.
"No fue fácil. Estuve corriendo, haciendo pesas, para mantenerme en forma. Hace unos días estuve como catcher, en la Liga Paralela y me sentí bien. Antes trabajé en la pretemporada y creo que puedo ayudar a Edwin Bellorín en la receptoría y al equipo como bateador designado, en la inicial o como emergente ante los zurdos".
Sobre el lento comienzo de campaña de los Tiburones, reconoce que el bateo ha sido el Talón de Aquiles del club.
"La temporada es joven, pero es verdad, el bateo ha estado un poco flojo y esperamos que con el día a día esta situación mejore. Ya llegó Corey Smith, quien nos ayudará como tercera base y más adelante se incorporarán Oscar Salazar, Luis Rodríguez, Gregor Blanco y Alex Cabrera. Soy optimista, las cosas mejorarán", especificó el nativo de Barquisimeto, que acumula experiencia en clubes como Águilas del Zulia y Cardenales de Lara.
Rodríguez comentó también que esperan contar con el respaldo de los aficionados. "Ellos son fieles, pero en ocasiones hay abucheos, gritos, nos dicen cosas inapropiadas. Somos humanos, ninguno quiere fallar cuando está en el plato o cometer errores. Yo respeto a los aficionados, pero creo que ellos también deben respetarnos".

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